En el mundo en el que vivimos el fútbol se ha posicionado como uno de los deportes con más seguidores alrededor del mundo, porque no solo se trata de un deporte más y no se trata de 22 jugadores luchando por un balón durante noventa minutos. Cada partido es un ritual para todo buen aficionado, los partidos más importantes se empiezan a jugar desde el momento en el que se conoce el calendario y si es en Europa, tras el sorteo de los emparejamientos.
Las aficiones comienzan el partido en ese momento. El goteo de información una semana previa a un gran partido es incesante y los jugadores se han vuelto también una parte imprescindible del circo mediático. Las redes sociales les han permitido acercarse al público como nunca antes se había hecho. Hoy en día ya no solo los periodistas y las tertulias alimentan los partidos. Los protagonistas del mismo se expresan en las diferentes redes e interactúan con los aficionados como si fuesen uno más.
Gracias a esto conocemos como es prácticamente todo su día a día, en otros medios como twitter, que es más de opinión, expresan sus sensaciones y en muchas ocasiones es dónde dejan los mejores titulares, ya sea hablando de los rivales, de los árbitros o de los partidos en sí. Esa conexión ha servido para atraer a los más jóvenes por el deporte y que cada vez sea más practicado, además gracias también a la expansión de la liga femenina, ya que es un deporte que atrae a todos los públicos y además es barato jugarlo ya que tan solo se necesita un balón.
Las casas de apuestas disponibles en España así lo atestiguan, el crecimiento que han experimentado en los últimos años dan un valor añadido a cada partido que se va a celebrar.
Pero volviendo a los aficionados, es más especial incluso cuando tenemos la suerte de poder asistir a un partido en directo. Desde el momento en el que nos hacemos con una entrada empieza el ritual. Contamos con los dedos de las manos los días que faltan para que llegue el momento de enfundarse la camiseta de nuestro equipo favorito y partir rumbo al estadio.
Una vez allí, empieza el verdadero espectáculo. La previa con nuestros amigos tomando una cerveza bien fría e intercambiando puntos de vista con la gente dos o tres horas antes del partido, después el momento de la llegada del autobús del equipo para jadearlos hasta que se pierden por el túnel de entrada al campo y el colorido de las bengalas nos hacen olvidarnos de todos nuestros problemas y preocupaciones durante una tarde entera, y eso es algo que no siempre se consigue por lo cual le da un valor añadido al juego.
Una vez que entramos en el campo empiezan los cánticos, eso sí, previo paso por el bar para hacernos con un bocadillo y una coca-cola, después localizamos el asiento y estamos listos para el espectáculo. Ver a nuestros ídolos de cerca e incluso gritarles crean una conexión especial y si encima nuestro equipo gana ya la experiencia es completa. Por todo esto el fútbol se ha convertido en un deporte de los más queridos, incluso cuando el partido ha terminado y llega la hora de analizar las jugadas polémicas, los goles y las opiniones de los diferentes tertulianos y jugadores el partido se sigue jugando uno o dos días después cuando ya llega el siguiente y como decía Queen, el show debe continuar.